9 de junio de 2013

Compositores ilustres (IV): Alfonso X, el sabio


El personaje que hoy os presentamos fue un músico que contribuyó de manera significativa a la cultura musical posterior y que representa una de las grandes figuras de la Edad Media en España. Su interés por las ciencias, la literatura y la música bien le valieron el apodo que la historia le otorgó: “Alfonso X, El sabio”.

Alfonso X de Castilla nació un mes de noviembre de 1221 en la ciudad de Toledo, aunque su infancia la pasaría en Burgos y Orense, donde aprendería el idioma galaicoportugués que posteriormente emplearía en las Cantigas de Santa María. Durante su juventud lucharía en las batallas que su padre (Fernando III, el Santo) mantenía contra los musulmanes, conquistando distintas ciudades del sur de la península.

Tras la muerte de su padre y después de esposarse con una infanta, fue coronado rey. Su reinado se caracterizó por ser de carácter renovador ya que unificó los fueros de todo el territorio; repobló el antiguo reino de Sevilla y las zonas del norte en donde fundó nuevas ciudades y pueblos como Tineo (Asturias), Aguilar de Campoo (Palencia), Tolosa (Guipúzcoa) o Treviño (Burgos); creó la Mesta en donde se agruparon los pastores castellanos a quienes les otorgó privilegios como eximirles del servicio militar, siendo en su momento uno de los gremios más importantes de toda Europa; entre otras reformas importantes.

Su reinado estuvo repleto de guerras tanto dentro de la península como fuera de ella ya que continuó la Reconquista en tierras africanas. En este sentido, consiguió la autorización de Roma para que dicha invasión fuera considerada como Cruzada y de esta manera poder pedir dinero al pueblo a favor de beneficios espirituales. Nombró incluso cargos episcopales para las futuras diócesis magrebíes e inició contactos diplomáticos con distintos reyes del Norte de África. Sin embargo, y a pesar de todos estos preparativos, la incursión nunca se llevó a cabo con todo el potencial del que se disponía.

Los últimos años de Alfonso X fueron un tanto decadentes para su reino pues tuvo que soportar distintas sublevaciones por parte de sus propios nobles castellanos, invasiones y conquistas fallidas contra ciudades musulmanas. Además, la muerte de su hijo primogénito, le obligó a ceder los derechos al hijo de éste, es decir, al nieto. Sin embargo, el segundo hijo mayor de Alfonso, llamado Sancho “el Bravo” por su fuerte carácter y ferocidad en batalla, se reveló contra su padre porque consideraba que, muerto su hermano, la corona debía recaer en él. Debido a que esta no fue la voluntad del rey, Sancho se enfrentó a su padre junto con varios nobles que apoyaban su causa hasta hacerle desposeer de los poderes de la mayoría de sus territorios. Alfonso X desheredó a su hijo antes de morir en 1284, pero ésto no impidió a Sancho reinar Castilla.

La educación de Alfonso X fue variada y rica, heredada gran parte de ella, de su madre quien fuera una erudita del conocimiento y de las ciencias. El rey Alfonso mostraba predilección por la literatura ya que escribió varias cantigas de escarnio (género satírico de la época) en galaico portugués y varios himnos a la Virgen. Impulsó la traducción de varios libros, escribió numerosos tratados jurídicos de gran relevancia, obras de astronomía, de Historia de España y de Historia Universal. Formó la Escuela de Traductores de Toledo con un conjunto de sabios de lenguas hebreas, latinas y arábigas en donde rescataban textos antiguos con el fin de traducirlos al latín y al castellano. Uno de los mayores éxitos fue el uso del castellano en las obras científicas y artísticas confiriéndole el estatus culto que hasta ese momento poseía el latín. Igualmente, fundó en Sevilla unas Escuelas Generales de latín y arábigo, en Murcia la Escuela de Murcia y otorgó el distintivo de universidad a la Universidad de Salamanca (siendo la primera de Europa en ostentar este título) así como a la Universidad de Palencia. 

En el ámbito musical, cabe destacar la composición de las Cantigas de Santa María, un cancionero escrito en galaico – portugués que recoge cuatrocientas veinte piezas religiosas alusivas a la vida de la Virgen, sus milagros, las fiestas marianas, etcétera. Esta temática coincide con el creciente fervor a la Virgen en el Cristianismo durante estos siglos. Sin embargo, se duda de la autoría de Alfonso X de todas las obras ya que la intervención del rey a veces era directa pero otras veces se limitaba a dar las instrucciones de cómo debían componerse o escribirse a sus artistas cortesanos.

Iglesia de Santa María de la Asunción de Laredo
Curiosamente, tres de estas cantigas hacen referencia a nuestra región, Cantabria. Concretamente, la cantiga nº 244 que cuenta la historia de una ballena que vino a morir al puerto de Laredo y la gente, sorprendida, subió a rezar a la iglesia; la nº 248 que cuenta la historia de dos marineros que fueron a matarse con cuchillos a la iglesia de Santa María “que se halla sobre la mar” pero por intercesión de la Virgen quedaron paralizados y se perdonaron; y la nº 263 que narra la curación de un hombre enfermo por la Virgen de Cudeyo.

Las melodías son tomadas de la monodia gregoriana o del canto popular. Frecuentemente, alternan un estribillo con varias estrofas, el estilo es simple y con ornamentos escasos y sencillos. Presenta frases musicales breves y cadenciosas.

Además, el códice de las Cantigas está ilustrado con valiosas pinturas que muestran diversos motivos, como por ejemplo, a músicos tocando instrumentos de la época como el salterio, la viola de arco, la cítara o la dulzaina. A través de estos iconos se ha podido conocer cómo se ejecutaban estos instrumentos.

Las cantigas son una joya cultural inigualable desde un punto de vista literario, musical y pictórico. Actualmente, existen cuatro códices originales de la corte de Alfonso X custodiados en la Biblioteca Nacional, en la Biblioteca de El Escorial y en la Biblioteca Nacional de Florencia.


Esperemos que os guste esta extensa entrada sobre Alfonso X y ya sabéis, en menos de un mes una nueva entrada. Como despedida os dejamos a Gaudia Música interpretando la cantiga nº 100, Santa María, strella do día; una de las obras más conocidas perteneciente a este cancionero.

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