5 de septiembre de 2014

Compositores ilustres (XVI): Gregorio Allegri

Continuamos nuestra sección de Compositores Ilustres con otro gran músico del periodo barroco como fue Gregorio Allegri. Nació en 1582 en Roma, una ciudad que le daría la oportunidad para desarrollarse como músico durante toda su carrera. Allegri era hijo de un cochero romano y hermano mayor de Domenico Allegri quien también se decantaría por el estudio y composición de la música. Con unos nueve años comenzó a cantar como solista en la iglesia de San Luigi dei Francesi. Posteriormente inició sus estudios musicales con el maestro Giovanni Maria Nanino y se ordenó sacerdote. Continuó cantando en diversas catedrales e iglesias de Italia en donde fue ganando fama y prestigio. En 1629 el Papa Urbano VIII le concede un puesto como cantor en el Coro de la Capilla Papal (llegaría a ser maestro de capilla) en donde permanecería hasta su muerte en 1652.

Allegri compuso fundamentalmente música sacra (misas, motetes, lamentaciones, magníficats, improperios…) aunque también exploró otras fronteras al escribir, por ejemplo, una sonata para cuatro instrumentos de cuerda considerada como la precursora del cuarteto de cuerda que se desarrollaría con más profundidad en el clasicismo. Casi toda su obra se conserva en los Archivos Vaticanos de Roma, en la iglesia de Santa María en Vallicella, en la Biblioteca del Colegio Romano, en el archivo del Coro pontificio…

Su obra más conocida es el “Miserere Mei Deus” (1638) una pieza compuesta para dos coros de cuatro y cinco voces en donde se alterna el canto llano con la polifonía clásica. La voz superior ejecuta registros realmente agudos llegando a un do de pecho, algo francamente atípico para la época. En el final de la obra ambos coros se juntan para concluir la pieza de manera solemne y grandiosa. 

Capilla Sixtina
Aunque el estilo del Miserere de Allegri recordaba demasiado a la escuela romana renacentista y no innovaba de acuerdo con las nuevas concepciones musicales de la época, la pieza agradó sobremanera al Papa quien la estableció para que se interpretara anualmente en la Capilla Sixtina de San Pedro del Vaticano durante los oficios de Semana Santa. Con el fin de que la obra permaneciera únicamente para este propósito tan exclusivo, la Iglesia prohibió su copia, difusión e interpretación bajo pena de excomunión. 

La partitura original de Allegri se custodiaba con celo en la capilla del coro papal. Tan sólo se realizaron dos copias que también se conservaron cuidadosamente; una fue realizada en el siglo XVIII para el músico Martini y otra fue entregada al emperador de Austria Leopoldo I. Cuando éste mandó ejecutar la partitura concluyó que había sido engañado pues aquellas notas no correspondían exactamente con el Miserere de Allegri. Cuando el Papa fue informado decidió despedir al maestro de capilla del coro papal y le obligó a acudir a Viena para dar explicaciones al emperador. Al parecer, la copia entregada no incluía las improvisaciones que el director aportaba en el momento de la ejecución y que según él no podían ser escritas en las partitura a fin de poder ser contratado nuevamente. 

Si bien es cierto que en la mayoría de composiciones de la época no se escribían los ornamentos para dejar cierto espacio a la improvisación de maestros y cantantes, en el Miserere, Allegri escribió todos los embellecimientos que debían ejecutarse. Lo que el Vaticano ocultaba con especial interés eran precisamente estos ornamentos originales. 

Mozart a la edad de 14 años
Entretanto, la música del Miserere se mantenía encerrada entre las paredes del Vaticano siendo interpretada tan solo una vez al año en la Capilla Sixtina, tal y como se había acordado. Pero, un siglo más tarde, en la Semana Santa de 1770, llegaron a Roma Leopold Mozart y Wolfgang Amadeus, su hijo de catorce años que al parecer tenía grandes dotes musicales. Mozart fue llevado al Vaticano para escuchar la famosa composición de Allegri. Según se cuenta, después de asistir a los oficios, Mozart se retiró y escribió de memoria todos y cada uno de los compases de la obra habiéndolos escuchado tan sólo una vez. Cuando el Papa se enteró de este suceso quedó tan sorprendido que decidió nombrar a Mozart caballero de de la Orden de la Escuela de Oro.

Un año más tarde un inglés editó por primera vez la obra borrando el misterio del Miserere de Allegri y la exclusividad de su música. La partitura del genial compositor austriaco ha desaparecido pero la anécdota que rodea a la pieza de Allegri enalteció su popularidad. Aunque para entonces la magia del Miserere ya había desaparecido, la composición sería interpretada en la Capilla Sixtina cada Semana Santa durante otros cien años más, hasta el año 1870. 


¡Esperamos que os haya gustado esta entrada de compositores ilustres! En menos de un mes llegará una nueva entrada.

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